Foto: Warren Cornwal, Science
En enero de
2009, un barco de investigación
alemán partió hacia el Océano
Austral con 6 toneladas de
hierro y un barco lleno de
controversias, praa desencadenar
una floración masiva de
fitoplancton que succionaría
dióxido de carbono (CO2) del
aire, con la oposición de los
ambientalista.
Más tarde, Estados Unidos gastara hasta 290 millones de
dólares en otros aún más grandes
que esparcirían 100 toneladas de
hierro en 1000 kilómetros
cuadrados de océano, y hoy los
investigadores ya planean el
próximo año verter hierro en una
zona del Mar Arábigo.
Aunque las naciones reducen
drásticamente las emisiones de
gases de efecto invernadero,
muchos científicos creen que
para prevenir un cambio
climático severo, el mundo
también necesita buscar
"tecnologías de emisiones
negativas" que extraigan CO2
y otros gases de calentamiento
del aire. El océano ya ha
absorbido casi un tercio de las
emisiones de carbono de las
actividades humanas, y los
científicos esperan poder
soportar aún más la carga.
Además de la fertilización con
hierro, los investigadores
examinaron también otras
alternativas:
- La rehabilitación de ecosistemas costeros.
- El cultivo de vastas plantaciones de algas marinas;.
- La estimulación de la producción de plancton al hacer subir los nutrientes de las profundidades del océano.
- Incluso el uso de electricidad para extraer CO2 del agua de mar e inyectarlo bajo tierra.
- Esparcir
rocas pulverizadas por el océano
para hacerlo más alcalino,
aumentando la cantidad de CO2
que puede absorber.
La conclución es que la
fertilización con hierro es una
de las opciones más baratas.
Además, el plancton
fotosintético actúa como selvas
tropicales, absorbiendo CO2 de
la atmósfera. El problema es que
las pbolaciones de plancton
están limitadas por la escasez
de hierro, que se filtra al
océano en el polvo arrastrado
por el viento de los desiertos,
en las cenizas volcánicas e
incluso en las fuentes
hidrotermales submarinas. El
hierro adicional estimularía una
floración, shaciendo que el
plancton absorba carbono
adicional. El carbono se
hundiría en las profundidades en
forma de plancton muerto, o las
heces o los cuerpos de los
organismos que lo comen. En
teoría, el carbono estaría
sepultado durante siglos.